viernes, 29 de mayo de 2009

Sed de sangre

Como todos los días
al ocultarse el sol,
se asoma la luna
cumpliendo su rol.

Comienza la hora
de mi despertar,
de entre las sombras
mi sutil merodear.

Soy un caballero
muy amable y gentil,
que lleva escondida
la esencia más vil.

Busco en sucios bares
suburbios y tabernas,
esas victimas dulces
de muy lindas piernas.

Mi encanto despliego
llegando a atraerlas,
y después del juego
al fin poseerlas.

Esa noche fue
la dama más bella,
cayó en mi trampa
y partí con ella.

No fuimos muy lejos
al llegar al callejón,
surgió la lujuria
detrás de un cajón.

Ese fue su regalo
pero el mío sería,
la sangre fresca
que en ella corría.


Clave mis colmillos
en su cuello perfumado,
sintiendo la energía
del líquido tan preciado.

Su cuerpo sin vida
quedo en el callejón,
mi marca en su cuello
detrás del cajón.

Culminaba la noche
y con prisa regresaba,
a ese féretro oscuro
que mi secreto guardaba.

Adrian Correa
17/12/2008

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