lunes, 25 de mayo de 2009

Tormenta de verano


Hoy me acerque a tu orilla
quería verte cambiado,
de un soplo tiraste mi silla
estabas realmente enojado.

Tus olas iban creciendo
y con furia castigaban,
a las rocas maldiciendo
porque el paso te cerraban.

Las pobres gaviotas asustadas
volaban buscando su nido,
se veían como dulces hadas
sumidas en un juego divertido.

La arena sobre mi piel
ya me causaba dolor,
y me quede siéndote fiel
para gozar tu esplendor.

Y presentí que llegaba
el momento culminante,
cuando un estruendo sonaba
temerario y dominante.

Vi los rayos y centellas
caer sobre tu figura,
como marcando la huella
directo hacia tu bravura.

Y después llego la calma
tras la tormenta de verano,
arrodillado acaricio tu tibia agua
como calmando a un hermano.

Adrian Correa
21/12/2008

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