lunes, 25 de mayo de 2009

Tras las rejas


Desde mi triste soledad
Y con la luz de la luna,
les confieso esta verdad
que mis oídos apuna.

Muy linda fue mi infancia
junto a mis padres crecí,
su amor y su constancia
siempre de ellos recibí.

La fatal adolescencia
me despego de su rumbo,
sin escuchar mí conciencia
me di unos cuantos tumbos.

Pero un día cegado
por la terrible ambición,
tras el ruido del disparo
me encontré en la prisión.

Acá se han terminado
esos aires de compadron,
mi pecho lleva clavado
tristeza y desilusión.

Muchos años han pasado
de ese terrible error,
todos se han olvidado
de este joven perdedor.

Hoy el sol volvió a salir
mi madre me ha llamado,
tras su llanto logre oír
¡Hijo, te he perdonado!

Adrian Correa
05/12/2008

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